PERRO MUERTO

                                PERRO  MUERTO  

                                                                          Carlos F. Ortiz
  Cualquiera que en la calle se encontrase por casualidad con el occiso de un infortunado can se contactaba inmediatamente con el número que le correspondía dentro del eslabón de aquella cadena, y antes que retirasen el animal, conversaban, y todo era como la más normal de las reuniones con la diferencia que al centro yacía el cuerpo de un perro que había muerto en ese lugar.                            
Cautivado con mis propias deducciones  y con la intención de querer formar parte de aquel exótico grupo me  acerqué con un tanto de timidez pero con mucha curiosidad y no obtuve más que una respuesta en una vos floja y fría:- ya estamos justos si quieres tu grupo que no sean más de ocho -.
  Así lo hice. Hablé con uno más de los tantos sujetos que deambulan con sus miradas escudillando lo que sucede en esta ciudad y le expliqué la forma  para que él a su vez contactara a otro integrante totalmente desconocido uno de otro hasta formar este pequeño grupo.
 Y llegó el día, encontré un perro que  estaba repasado, con solo la mitad de sus extremidades, el pellejo total mente ensangrentado y arrollado sobre su cuello, la forma de su cabeza reposaba en un charco que arrastraba una estela roja de unos treinta metros donde se suponía había sido el impacto, con sus interiores, que aun brillaban con un vivo color, repartidos un poco más atrás de él.
   No pude soportar por muchos minutos aquello. Esperé a que llegara el último y me retiré casi corriendo, con asco con desprecio. No tenía ganas de hablar. No tenía preguntas. Solo me despreciaba como si fuera un carroñero, vacío y decadente - que triste, que pérdida de tiempo- me decía. Los demás se quedaron ahí y en otra oportunidad los pude ver de lejos. Estaban los ocho disfrutando de aquel exótico panorama, saboreando seguramente aquellas revelaciones y verdades que aquel ambiente les proporcionaba, quedándose sólo lo suficiente y escapando uno a uno con su anonimato, guardándose cualquier realidad y compromiso para no pagar y en definitiva hacer:¨ PERRO MUERTO.

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