Los inexistentes
Hay que dejar en claro que ninguno de los que estamos aquí existe.
Ni siquiera somos el producto de alguna imaginación,
y que el hecho que nos podamos ver y expresar cierto aire en el ambiente,
no significa definitivamente nada.
Todos nuestros sueños, melancolías, añoranzas, deseos,
recuerdos y otras sensaciones son un mero espejismo
causado por algún movimiento en este universo que nunca llegaremos a entender.
No hay fe. No hay nombres, ni ningún motivo que nos justifique.
No hay amor, ni odio. Todo es una mera reacción química.
Sólo hay presentimientos que se contradicen a cada instante.
Corazonadas que se desasen con la duda y con la muerte.
Y todos nos empujan a la banalidad de creer que esto es un juego.
La prueba si podemos dominar la carne entre el dolor y el placer.
Pero hay una cosa cierta: al parecer en el abatido hay una puerta.
Algo que se despeja como cuando la soledad, desnuda a un escenario.
Y ahí en soledad completa, en la melancolía de lo que quizás ha sido,
se descubre en lo basto del silencio.
Karlitrosky
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| DAVID MORA |

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